En el año 2004, en una desvencijada nave que teníamos en el Grao de Valencia “descubrimos” que en su interior dormía un hombre de edad indefinida, quizás, tenía 30 o 40 años, se llamaba Said.-
Said, vivía rodeado de chatarras y casi pegado a lo que un día fue el cauce del Río Turia, eso significaba frío que pela en invierno y un calor agobiante en verano. Un día resolvieron transformar todo aquello en un circuito de formula 1 por lo que la nave y el barrancón se destruyeron y con ellos sus cosas personales. Tenían prisas las autoridades por hacer el circuito (hoy desmantelado) con lo cual, sin miramiento alguno lo arrasaron todo salvo su bicicleta que se la dejaron sacar. – A Said lo acogimos en nuestra casa de Sagunto que en aquel entonces…era lo menos parecido a una casa puesto que estábamos en obras. No sabíamos de qué nacionalidad era, algunas veces nos decía que iraquí otras marroquí. Said estaba enfermo, acudía al hospital continuamente; nosotros consideramos que realmente estaba enfermo de HAMBRE y de AFECTO, cosa que intentamos darle. Una tarde, sentado tomando un té bajo el garrofero de Sagunto nos contó “su verdad”. – Venía de Grecia, había estado trabajando en el puerto del Pireo como estibador, luego un capitán ingles lo tomo bajo su protección y estuvo navegando por el Mediterráneo hasta que el capitán falleció y volvió a estar solo. No tenía familia, solo su madre y hermano que vivían en Argel (ahora nos enteramos que era argelino) no tenía ni un solo papel que lo identificara”. Said dormía con su perro llamado “Patako”, primer perro que hubo en nuestra casa y estuvo con nosotros hasta que Said se marchó y el perro desapareció. Said se sentaba al caer la tarde debajo del garrofero a tomar un té con su perro “Patako” a sus pies. – Logramos conseguirle su documentación argelina, incluido el pasaporte, conseguimos en cierto modo hacerlo “visible” para el resto de la gente. Recuerdo el día que se marchó a buscar sus documentos al consulado de Alicante. Rosario le había comprado ropa nueva, le sacamos un billete y dinero de bolsillo. Said regreso feliz y nos dio las gracias, no era necesario que lo hiciera. – A Said le compramos una bicicleta nueva, se la robaron, le compramos otra que también robaron, la tercera aún la tiene. En él volcamos nuestro afecto y solidaridad. Un día se marchó y nos dejó muy tristes. – Hace unos días Patxi se lo encontró con su bicicleta buscando chatarra en Valencia, lo llamo desde cierta distancia y lo reconoció, Patxi le dio su teléfono y los únicos 15 euros que llevaba, le dijo que si tenía algún problema le llamara.- Said no ha logrado encontrar su rumbo, sin embargo fue honesto con nosotros, nunca acepto ni un billete de regreso a su hogar en Argel, solo acepto UNA VEZ el enviarle dinero a su madre, nada más.-