Reflexiones de una noche de verano en el Cabo de Gata

Estoy en un pueblo del levante almeriense, concretamente en Níjar, barriada de San Isidro, seguramente esta situación no se me había ocurrido hace 7 meses.

Yo creo que cuando uno llega a determinadas edades (53), las cosas se comienzan a mover en un sentido u otro, y uno no las puede manejar, conducir.

Este es mi caso, me levanto una mañana en mi casa del siglo XVII en Granada, miro mi patio andaluz, mis cosas y ya no me dice nada…Muchas veces queremos justificar ciertas situaciones echándole la culpa a  otros, o a la  mala suerte (nunca he creído en ella), pero ls cosas ocurren porque sí están predestinadas, nada mas.

A mi situación laboral que por decisión propia tomé -«usted no va  a ser capaz de dejarnos» ,( dijeron en el banco), y sí que lo hice, estaba harto de aquello-  debo añadir que a mis incondicionales empleados andaluces a los que tuve que en muchas oportunidad  vestirlos, indicarles cómo se usaba una tarjeta de crédito, y ayudarlos a comprar un coche…Todo esto sin hacer reproche alguno, sin embargo, el pago que recibí a cambio fue el aprovechar algunas ausencias para llevarse discos duros de , los clientes y demás,,,

Pero la vida da muchas vueltas, aquí en medio de la nada con 100 subsaharianos abandonados a su suerte por el Ministerio del Interior, diciéndoles que se bajaran del autobús a orinar, y aprovechando acto seguido para dejarlos en medio de una plazuela;  situación que  hizo abrir los ojos como pelotas al cura de la barriada (¡creía que estaba en Africa!).

Y aquí llegue con la Fundación y dos médicos argentinos a tratar de hacerle un poco más facil la vida en estas condiciones de miseria donde se encontraban  apelotonados en un vivero de plástico a 44º de temperatura

Me siento orgulloso de Caritas Diocesanas, del cura que, aunque yo no le causaba mucha simpatía, nos dejaba dormir en la casa parroquial.

Aquí comenzamos lo que luego fue conocido como el «Protocolo medico de Níjar», consiguiéndoles tarjetas sanitarias, comida aportada por Caritas, medicamentos, análisis de sangre, ,,,todo ello se realizaba por la noche porque en los hospitales nadie deseaba verlos.

Hace calor en esta primera noche de verano en Cabo de gata, no corre ni una gota de aire, el ventilador de la casa parroquial ronca más que dar aire, y solo las natillas de la Cruz Roja estaño buenas.

Hoy por la tarde fui a ver una barriada donde se encuentran hacinados 70 familias de Marruecos y de otras partes de Africa, tienen allí  a 300 metros el único grifo de agua con un cartel en español árabe  que pone «cerrar grifo». Lo he conseguido, pagando obviamente, los 300 metros de tubo, ahora solo falta que se lo pongan, cosa que dudo.. Es en este momento donde mi American Express ya no funciona, y Diners tampoco, pero sonó el teléfono, me llamaba el único «cliente estrella» que me quedaba y me propuso uno de esos trabajos que solo sé hacer yo, y cuando finalizaba la conversación me dijo «¡es que eres cojonudo Alejandro!, solo tu podrías resolver esto, tus antiguos empleados no lo sabían hacer».

Así es como se mezclan las cosas en la vida, por un lado das y por otro recibes…como la canción que adjunto. Disfruten!